La neurocosmética es una rama de la cosmética que estudia la conexión entre la piel y el sistema nervioso. No es casualidad que ambos órganos proceden de la misma capa embrionaria.
Con este criterio buscamos activos que provocan la secreción de endorfinas u otras sustancias que mejoran el bienestar cutáneo. Esta mejora del bienestar no solo se traduce en un confort inmediato y sensación subjetiva de placer sino que mejora las funciones de las células cutáneas que incrementan su inmunidad, su energía y su equilibrio, de manera que la piel funciona mejor.
Todos hemos experimentado en algún momento cómo nuestro estado de ánimo o nuestras emociones se refleja en la piel , nos sonrojamos por una vasodilatación en los capilares de nuestra cara y después la piel se queda más seca y con sensación de tirantez o la piel se vuelve pálida por un susto o aumenta la seborrea o el acné por una situación emocional que a su vez altera nuestro sistema hormonal…
Por ello, la neurocosmética va más allá de aportar a la piel sustancias para nutrirla o hidratarla o tensarla.., interviene en los mecanismos neurofisiológicos que actúan como mediadores para intervenir en las funciones de nuestro tejido cutáneo. Buscamos una cosmética altamente funcional e inteligente que hace trabajar a nuestra piel con una mejora del rendimiento y máximo equilibrio. En definitiva, una piel así será una piel mejor hidratada, nutrida con una textura, temperatura y pigmentación perfectas, una piel más bella y cuidada.
En ARCHANGELA hemos desarrollado nuestra MASCARILLA DE LAVANDA Y NENÚFAR con un activo fiel a este concepto. Es un extracto de una planta del Ártico: Rhodiola rosea. Al estar en la naturaleza en condiciones extremas estas plantas segregan al espacio extracelular sustancias para adaptarse a ese medio tan hostil . Esas mismas sustancias actúan en nuestra piel mejorando sus funciones mediante la secreción de neurotransmisores que además dan sensación de bienestar y mejoran de inmediato el aspecto de nuestra piel.