La piel tiene un papel de defensa natural que activa los mecanismos inmunitarios al reconocer agentes potencialmente agresivos.
El problema en este tipo de piel es que reacciona de manera excesiva, es decir, es más susceptible y reacciona más rápido o con más intensidad que una piel normal en iguales circunstancias.
Aunque hay varios sistemas biológicos implicados en su hiperreactividad, su causa principal sería una alteración bioquímica de la barrera cutánea.
El sistema nervioso tiene una excitabilidad mayor en sus terminaciones y activa un mecanismo bioquímico de liberación de histamina ante agentes ambientales (frío/calor, viento, humo, polución, cambios bruscos de temperatura, etc.) o ante el contacto con determinadas aguas, tejidos o sustancias.
En la cadena de respuestas se produce una reacción vascular que produce una vasodilatación o una fragilidad capilar en zonas responsables también del calor y rubor.
A nivel interno también existen circunstancias que afectan a una piel sensible, como por ejemplo:
- una alimentación poco adecuada,
- el estrés,
- las emociones,
- los cambios hormonales…
Todos ellos pueden activar la anterior cascada de respuestas.
Las pieles sensibles o reactivas son las más difíciles e impredecibles pues ante los mismos estímulos su respuesta no es lineal, regular ni predecible.
Así pues, hay que intentar disminuir su reactividad y mantener la barrera cutánea que suele estar debilitada.
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María José Martínez Caballero
La Dra. María José Martínez Caballero es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza. Ejerce como médico desde hace más de veinte años, y su pasión por la cosmética se remonta a unos cuantos años en que empezó a buscar el punto en el que coinciden la salud con la belleza. Desde entonces la búsqueda imparable de activos en la naturaleza que lo contiene todo, y sus desarrollos con la biotecnología sigue siendo uno de sus objetivos en su vida profesional y personal.